Como cada noche, al ponerse el sol, el manto de la oscuridad cubre todos los objetos de nuestra vida y hasta que Tomás Alva Edison patentó la bombilla incandescente en 1880 (aunque no la inventó, la perfeccionó y comercializo), durante miles de años la humanidad vivió la noche entre sombras y penumbras que eran combatidas con velas, antorchas, hogueras y lámparas de aceite.
Cuando veo las luces que iluminan nuestras calles y adornan los edificios y monumentos de nuestras ciudades, a menudo me paro a pensar el poco tiempo que llevamos pudiendo disfrutar de ello. De los 2,5 millones de años que el género Homo puebla la Tierra, tan sólo hace 133 años que podemos ver este espectáculo de luz. La Humanidad ha vivido la noche en penumbra prácticamente toda su historia y tan sólo llevamos un suspiro de tiempo en el que la noche es prácticamente igual que el día. No nos damos cuenta que caminamos entre millones de puntos de luz igual que lo hacemos bajo el Sol. Siempre están ahí y no concebimos que desaparezcan. | Pero no sólo tenemos la oportunidad de ver los objetos, sino que los edificios, los monumentos, las calles y las personas se transfiguran con la iluminación en la noche. Los colores y las sombras cambian y adquieren una perspectiva totalmente diferente. Parece como, si durante el día, los objetos hubieran permanecido aletargados, descansando y esperando poderse vestir de gala con la caída de la noche, para que cualquiera de nosotros pudiera disfrutar de su verdadera belleza.
Este maravilloso espectáculo de luz que ocurre cada noche es el que me lleva a tratar de capturar nuevas imágenes que añaden un factor más de emoción a las imágenes que yo veo.
Afortunadamente hay muchas imágenes nocturnas que me están esperando y que no se apagan hasta que yo llego para inmortalizarlas en bits. Comparto aquí unas cuantas... no olvidéis escucharlas con la canción "Night and day" de The Temptations.
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Lo que la diosa Cibeles ve todas las noches
Si
nos situamos en la Plaza de la Cibeles y vamos girándonos lentamente 360º podremos
admirar una de las más bellas vistas de Madrid.
En
el centro, la Fuente de la diosa Cibeles preside la Plaza que montada en su
carro tirado por leones se adorna de diferentes luces de colores según la época
del año y de la luz del atardecer.
A
su espalda el imponente edificio del que fue Palacio de Telecomunicaciones y
Correos y actual Ayuntamiento de Madrid se hiergue majestuoso con su gran
portada y las torres que la flanquean. Actualmente desde ambas torres podemos admirar
las vistas del paseo de Recoletos y del Prado, desde el mirador en una y desde el
bar-lounge en la otra. El edificio se ha habilitado para ser un lugar de exposiciones
y de encuentro donde poder descansar en los espacios donde revistas y libros
ociosos esperan que se abran.
Un
poco más atrás puede divisar (si mira en su espejo con el que se acicala el
pelo) la imponente Puerta de Alcalá que tantas escenas de la historia de Madrid ha
visto, incluyendo arrieros y rebaños cuando era una de las puertas principales de la capital en tiempos de Carlos III.
Edificio Metrópolis
Al
fondo, a media distancia, la diosa disfruta de la vista del edificio Metropolis.
Por la noche se ilumina consiguiendo un juego de luces y sombras que sobrecoge,
coronado por la escultura de la diosa alada del escultor Benlliure que vigila
que los transeúntes que pasan ante sus pies no queden indiferentes y se
detengan a admirarlo.
Vista del Edificio Metropolis desde Cibeles Pincha en la foto para ampliarla |
Calle Alcalá
El
edificio Metrópolis es el punto de bifurcación entre la
Calle Alcalá que se extiende hasta la Puerta del Sol, y la Gran Vía que
camina hacia la Plaza de España. En ambas calles hay edificios imponentes que
son dignos de mención.
Avanzando
por la calle Alcalá destacan las colosales esculturas que coronan los algunos
edificios como son la madre con su hijo en brazso del edificio de Seguros Génesis, las
míticas cuadrigas de caballos hercúleos del BBVA que seguramente saltarían sobre los viandantes si no las contuvieran sus diestros conductores, el explendido edificio del Casino de Madrid y la tornasolada torre metálica del ex
edificio de Banesto. Avanzando un poco más por la calle Cedaceros vemos el Edificio
de las 2 Torres y los exquisitos y apetitosos dulces y turrones de Casa Mira en
la Carrera de San Jerónimo
Calle Gran Vía
Podríamos haber elegido el camino a la derecha de Metropolis y habernos
adentrado en la Gran Vía. Este año cumple sus primeros 100 años de vida y vamos
a poder asistir a numerosos actos conmemorativos que van a celebrar el centenario
de la vía más moderna construida bajo la influencia americana de principios del
siglo XX. Sus imágenes me están esperando pero aún no he llegado a capturarlas.
Arranque de la Gran Vía Pincha en la foto para ampliarla |
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